divendres, 19 de novembre del 2010

Una leyenda hindú


Una vieja leyenda hindú cuenta que hubo un tiempo en que todos los hombres eran dioses. Abusaron tanto de su divinidad que Brahma, el dios supremo, decidió quitarles el poder divino y esconderlo en un lugar inaccesible. El gran problema fue, pues, encontrarle un escondite.

Cuando los dioses menores fueron convocados para resolver este problema, propusieron lo siguiente:

-Enterremos la divinidad del hombre en la tierra.

Entonces, los dioses replicaron:

-No, eso no será suficiente. Cavará y la encontrará.

Entonces, otros propusieron:

-Tiremos la divinidad al más profundo de los océanos.

Brahma contestó:

-No, pues tarde o temprano el hombre explorará las profundidades de todos los océanos y seguramente la encontrará y la traerá a la superficie.

Entonces, los dioses menores concluyeron:

-No sabemos dónde esconderla. Parece no existir, ni en la tierra ni en el mar, lugar alguno en que el hombre no pueda descubrirla un día.

Y Brahma dijo:

-Esto es lo que haremos con la divinidad del hombre: la esconderemos en lo más profundo de sí mismo. Será el único lugar donde nunca se le ocurrirá buscarla.

Desde la noche de los tiempos -concluye la leyenda-, el hombre ha dado la vuelta a la tierra, la ha explorado, escalado, navegado y cavado, a la búsqueda de "algo" que se encuentra en él mismo.

Eric Butterworth

5 comentaris:

  1. Sí, y yo creo en esa leyenda. Y creo que nos costará posiblemente siglos encontrarla.

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  2. Muy entretenido irene, a veces la respuesta no está lejos...
    por cierto lo siento por lo de Mayumana¡¡¡ cuándo miraste lo de la entrada?

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  3. En la novela "El alquimista" pasa un poco lo mismo: muchas veces buscamos mucho más lejos de donde deberíamos para encontrar aquello que realmente necesitamos. Sobre la divinidad del hombre, pues es que sinceramente creo que nos hemos inventado una parafernalia impresionante para no aceptar que sencillamente nacemos, crecemos, algunos se reproducen y todos morimos. Para mí ése es el punto final. Deberíamos pasar por el mundo intentando hacer el menor daño posible simplemente por egoísmo, para sentirnos mejor y no para encontrar una recompensa en otra vida eterna (!)o reencarnaciones. Por eso sí creo en los karmas: sencillamente creo que hacer el bien revierte en hacerte mejor, y al contrario. Genial que sigas con el blog! Y si me permites, tal vez si también contribuyeras con tus comentarios a los nuestros, el blog se dinamizaría aún más y podrían surgir nuevos temas que te/nos interesen también. Sigo dándote la enhorabuena!

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  4. Hola Juan!!

    No me ha quedado muy claro si crees que los hombres tenemos algo escondido a lo que no sabemos acceder. En mi opinión, no estamos en el mundo sólo para cumplir las teóricas funciones vitales de nacer, crecer y morir. Creo que somos más que un cuerpo con fecha de caducidad: debemos albergar algo dentro de nosotros que es eterno e imperecedero (nuestra "esencia", por no llamarle "alma", que suena demasiado religioso).
    Tampoco creo que "debamos pasar por el mundo intentando hacer el menor daño posible simplemente por egoísmo". Eso me suena a evitar el daño y el dolor, y yo pienso que la vida no consiste en evitar algo sino en buscar algo. Creo que es más beneficioso para uno mismo pensar "voy a hacer el bien a los demás y a mí mismo" que pensar "voy a evitar hacer el menor daño posible".
    En cuanto a las reencarnaciones... Todavía no tengo la suficiente información como para opinar sobre ese tema, pero me inclino más a creer que no nos reencarnamos sino que esa "esencia" nuestra permanece viva eternamente, en algún lugar.
    Un beso y gracias por tu comentario!

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  5. Me expliqué mal antes, tienes razón. Buscar algo es lo que siempre nos mantendrá vivos, con expectativas de cambios para mejorarnos, por supuesto. No pretendía dar a entender una especie de cobardía ante la vida que nos haga buscar caminos mas sencillos o indoloros. No. Al contrario: necesitamos una gran valentía para aprender a aceptarnos a nosotros mismos, y caminar hacia aquello que nos pueda enriquecer realmente, ayudarnos a ser mejores no en el sentido cristiano (aunque teóricamente puedan coincidir puntos), sino en el de poder vivir sin contínuos dilemas entre lo que es tu yo y lo que te gustaría que fuera. Hay multitud de condicionantes externos que nos ponen trabas para lograrlo, y otros muchos que nos ayudan. Es esa búsqueda la que deberíamos realizar constantemente. Está claro que el hombre es un animal social, pero creo que tenemos que aprender a encontrar un camino propio para vivir lo mas dignamente posible con nosotros mismos.
    Sobre lo de nuestra esencia eterna, no creo que tengamos un algo imperecedero dentro. Pienso que nuestra esencia es tan eterna como la de una holoturia o la de un tiburón. Nuestra primera concepción de la muerte, saber que un día desapareceremos, hizo que las hombres primitivos empezaran a pensar sobre la vida pero también sobre la muerte. A partir de entonces, todo un infinito abanico de opciones y opiniones se han vertido para lo que yo pienso que es, simplemente, una manera de intentar esquivar, o transformar, un final que inevitablemente llega. Creer que tenemos un alma inmortal, una esencia imperecedera, para mí es como querer tener una especie de comodín, un salvoconducto que al acabarse nuestra vida corpórea nos permita o bien un volver a empezar o una permanencia como entidad almática (oye, vamos a patentar esta palabra!). Gracias por tener una mente tan interesante y compartirla!

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